Judith Torrea presenta su libro «Juárez en la sombra»

Judith Torrea, con 37 años, es una periodista especializada en narcotráfico, crimen organizado, pena de muerte, inmigración y política en la frontera de México con EE.UU, realidad que ha cubierto durante los últimos 14 años, 9 de ellos viviendo entre las dos fronteras. Y lo ha hecho para diversos medios estadounidenses, mexicanos, peruanos y europeos. En Tejas trabajó como reportera del Capitolio, siguiendo la política del entonces gobernador George W. Bush. En 1998 se convirtió en la primera periodista española en asistir a la ceremonia de la pena de muerte en Estados Unidos. Formó parte del reducido grupo de prensa que cubre diariamente la política del alcalde de Nueva York Michael Bloomberg siendo la única periodista latina en Room 9, City Hall. Ha ganado diversos premios de periodismo en Estados Unidos, Francia y España, entre ellos el Premio Ortega y Gasset 2010 de periodismo digital por su blog: Ciudad Juárez, en la sombra del narcotráfico.

El martes 12 de abril de 2010, para mí era un día corriente, un día más. Por la tarde tenía un plan que eclipsaría obligaciones, pero mi curiosidad por conocer en persona a Judith Torrea eliminaba de mi mente cualquier cargo de conciencia que pudiera surgir. A las siete y media, en Casa de América frente a “la llave de Madrid”, la periodista y bloguera española presentaba su primer libro “Juárez en la sombra”. La periodista estaba acompañada por Rosa Conde e Inés Alberdi.

El salón de aspecto burgués en el que tuvo lugar la presentación agrupaba personas de diversas procedencias y contrastaba con el ambiente de muerte y pobreza que no describiría Judith Torrea. Todos los que asistimos esperábamos impacientes las palabras de la escritora. Los medios de comunicación a punto, listos para cubrir el evento, formaban parte del escenario de la exposición. Tras una breve espera entraron en la sala Rosa Conde, Inés Alberdi y la sobresaliente Judith Torrea, con1.82 metrosde estatura. Los aplausos mostraban la admiración del público.

La primera palabra procede de Rosa Conde. Ella compartió con nosotros las circunstancias que la llevaron a conocer a la periodista. Conoció a Judith Torrea en Ciudad de México y, en 2010 fue a la ceremonia de los premios Ortega y Gasset para ver a Judith Torrea. Tras introducirnos en su realidad, pronuncia unas palabras emotivas que callan cualquier susurro que en la sala pudiera existir. “Como cuenta en el libro Judith, es horrible que haya 8400 muertos en 4 años y que niños entierren a niños”. Según Rosa Conde, el compromiso de Judith es lo que le hace sobresalir a la periodista.

Tras las palabras altas y claras de Rosa Conde, es el turno de Inés Alberdi. La intervención, esta vez, ataca más el cambio que experimenta la información con un blog que levanta el grito de una sociedad oprimida. Palabras suyas son: “La información y la formación están cambiando”. Declara que el periodismo cambia con las redes sociales y que los blogs son una poderosa herramienta contra la injusticia. La intervención de Inés Alberdi finalizó con el aplauso de los asistentes.

Fue entonces cuando se encendió el piloto del micrófono de Judith Torrea. Tras presentarse, las palabras que el público temía comenzaron a resonar y rebotar en las cuatro paredes de la sala. En los años noventa comenzaron los feminicidios en México, hace ya más de dieciocho años. Sin embargo, la guerra del narcotráfico comenzó cuatro atrás, cuando tomaba el mando del poder el actual presidente Felipe Calderón.

Judith nos describió Ciudad Juárez, 60% desierto, con más 116 mil casas abandonadas, y con un intervalo de entre 6 y 27 asesinatos cada jornada. Expresó la periodista el dolor que siente al ver, en los días festivos, cómo se llenan los cementerios de la ciudad, donde las personas almuerzan con sus familiares asesinados.

El narcotráfico ha influido en la cultura mexicana. Los grupos norteños ya no cantan a la alegría, sino a la muerte. Palabras sangrientas tintadas de rojo y la invitación a la reflexión concluyeron la presentación. Destaco las palabras que causaron un silencio mortal en el salón: “El peligro se ha democratizado y es para todos, ahora los muertos son los únicos que están a salvo y a las autoridades les vale madre”.

 

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